Comunidad educativa de sala cuna en contexto carcelario celebró el Día del Libro
Los primeros años de vida son claves en el desarrollo del lenguaje oral y escrito, y la interacción temprana de niños y niñas con los libros, favorece este proceso.
La magia de los cuentos llegó a los niños, niñas y madres de la sala cuna en contexto carcelario, Sonrisas de Bebé, para celebrar el Día del Libro y el fomento a la lectura desde los primeros años de vida.
Con disfraces, música y ambientación de los espacios, el equipo educativo recibió a las madres internas juntos a sus hijos e hijas, haciéndoles entrega de un set de libros para reforzar la vinculación y el apego. Entre los títulos destacan: “Creciendo Juntos”, “Mi Historia en la sala cuna”, “La Ronda de Todos y Todas” y “Como me lo contaron te lo cuento”.
La celebración se extendió a los 17 jardines infantiles, salas cuna y modalidades no convencionales de atención de Fundación Integra en la región, donde se realizaron diversas actividades como: cuenta cuentos, cafés literarios y fiesta de los personajes entre otras, destacando la participación de las familias en cada una de ellas.
EXPLORAR SENTIDOS
La primera infancia constituye una etapa importante para acercar a los niños y niñas a la lectura y escritura, y lo podemos hacer desde muy temprana edad. Así lo explica Schlomit Creixell, profesional del área de currículum de la Dirección de Educación de Fundación Integra: “Desde los seis meses, aproximadamente, podemos comenzar a familiarizar a los niños y niñas con los libros, es decir, ofrecer textos a las guaguas para que los exploren con todos sus sentidos. Se espera que el adulto acompañe este momento, describiendo las imágenes que observa y las acciones que realiza el niño o la niña”.
Esta primera interacción favorece, sin duda, el proceso de desarrollo del lenguaje oral y escrito y por eso es tan importante que los adultos que se relacionan con los niños y niñas, generen estos espacios que brindan una oportunidad para compartir, conocer nuevas palabras, su significado y uso en contexto, enriqueciendo el vocabulario. “Se recomienda que se busque a diario este momento de compartir con libros, sin embargo, es favorable realizarlo en calma, y motivados para disfrutarlo mutuamente, evite forzar su atención priorizando la calidad del momento a la cantidad”, añade Creixell.
Se recomienda comenzar con libros con imágenes y palabras, para luego, incorporar frases simples, por ejemplo, historias sencillas, prosas, versos o canciones del folklor popular. Posteriormente, podemos compartir en familia, libros que contengan textos más extensos, como los cuentos. “A través del ejercicio de modelado de la lectura, se pueden ilustrar las convenciones de nuestro lenguaje escrito, mostrándole al niño o la niña que se lee de izquierda a derecha y de arriba hacia abajo. De esta manera, si el adulto señala con el dedo las palabras y letras, los niños y niñas poco a poco comenzarán a identificarlas en situaciones cotidianas, facilitando el desarrollo de la lectoescritura autónoma”, concluye.
¿Qué características deben tener los libros según el rango de edad de niños y niñas?
Para niños y niñas entre 0 y 2 años:
Libros de materiales lavables como tela, goma, plástico
Libros que ofrezcan texturas
Libros de un tamaño que permita la manipulación autónoma hasta 20 x 20 cm
Para niños y niñas entre 2 y 4 años:
Libros de materiales resistentes, que permitan la manipulación independiente, por ejemplo, cartón grueso.
Libros con troquelados que permitan a los niños y niñas interactuar y jugar.
Libros con una extensión sensible a sus periodos de atención y concentración, de hasta 15 páginas.
Para niños y niñas entre 4 y 6 años:
Libros en distintos tamaños y formatos, por ejemplo, clásico, gigantes, acordeón.
Libros no literarios para buscar información de su interés, por ejemplo, diccionarios, biografías, enciclopedias, entre otros.
Libros con formas 3D, pop Up, interacciones con recursos tecnológicos, por ejemplo, realidad aumentada.